A camp designed to empower the spirits of local youth and promote their healthy development, reminding them of their value within society both now and in the future as adults
By Estefanía Darias Salas
Español abajo
The most important things in life are self-esteem, knowing yourself, and determining your aptitudes and abilities. With these, we can develop our lives today and in the future. This is where the project “Cultivando Futuros” comes into play. The project is part of the Casi Cielo social responsibility program, a hotel group here in Bocas del Toro.
“In order to have healthy self-esteem you need to have a healthy personal identity. Before that however, you must form a cultural identity by getting to know your roots.” Kelly Berube de De Caro aka Aunt Kelly
“Cultivando Futuros”, conducts a camp every year for at-risk children, specifically from four communities in the Bocas del Toro province: Boca del Drago on Isla Colon, Almirante, Finca 64 in Changuinola and Bonyic, the last three located on the mainland. The name of this camp is Yo Puedo. It is comprised of four 3-4 day sessions from January 30th to February 15th. Each day has activities where the children of the four aforementioned communities are taken to the Nasi-Tjër Di community; popularly known as the Naso-Teribe of Bonyic.
Yo Puedo is, in many ways, unique within the world of youth summer camps. The activities are focused on personal recognition and self-esteem, taking care of the environment, the total comprehension of the human condition beyond economics, civics, and manners. Also — something that I have personally never observed in any camp before — there are activities to stimulate and develop emotional intelligence and kinesthesia. They talk about profound topics as they play and eat such as ethical empowerment, gender equality, personal hygiene, the rupture of paradigms related to social stratification and their goals.
The Yo Puedo camp has, among the activities that I could observe during my visit, typical educational games and activities but are carried out with more of a social impact; focusing on the environment and the ethnic groups that take part of the camp — the Ngöbe, the Buglé, the Naso Tjër Di and the Afro-Panamanians. Some of the games, such as carrying water from one place to another, have significant socio-cultural backgrounds, as these games were merged with artistic dramatizations of rain dances. They played a game representing the process of cultivating and harvesting the land in which they create balls as fast as they could using paper and tape. At meal times, they would sit together and help serve each other, picked up the plates after eating and gave thanks for each meal. Among these activities, the children were asked to write down what they would like to be when they grew up — police officers, teachers, doctors, nurses, engineers, veterinarians. There were 38 children and almost 25 different professions mentioned during the activity.
I also observed that the connection that they share is more than a friendship. It is a family that was created in this group, from both sides, instructors and the children present. In last year’s camp, they made a bracelet with colored strings that they wrapped around the wrists of the children without cutting it. The children and instructions sat together in a big circle and before passing the end of the string to the next person, they would say words of support or positive reinforcements like, “you are a great person” “ you play cards well” “Uncle Saul is very good to me.” This was not only an exercise in order to value your brother but it was also a gesture of a union. It reminded me of the string of life in Japanese culture. It is the idea that we are all connected together. Both the children and instructors from last year’s camp still had their bracelets from the year before. This was a very emotional moment of the day. For the new members of the group, a connection was established and for the returning campers, the connection was further strengthened.
“We have to be creating agents of change. This is why I work with children. This is why I believe in this. If we do not plant these seeds into the growing generations, then, we are losing the essence of many things,”Tía Pili” María del Pilar Esquivel.
This statement, although it belongs to one of the instructors, is the common idea shared among everyone involved in the foundation Cultivando Futuros and the Yo Puedo camp. They live and breathe this statement, They show that they believe in what they do, more than just believing that they are ferocious protectors of culture;a fundamental basis of human development. Personally I believe in the phrase of the philosopher Frederick Nietzsche, “The real world is smaller than the world in the imagination.” This phrase by Nieztsche briefly describes all that I have said, these “seeds” as “Tia Pili” said, are instilled with the phrase “YO PUEDO.” I can dream, I can believe, I can be who I want to be, I can imagine my world, I can build my world…I can be today, the tomorrow of my Panama.
en español
Si Ellos Pueden…“YO PUEDO”
Un campamento diseñado para empoderarles el espíritu a los jóvenes y promover su desarrollo sano, recordándoles el valor que tienen dentro la sociedad actualmente y como los adultos del futuro
Estefanía Darias Salas
“Para lograr una autoestima saludable primero tienes que tener una sana identidad personal, pero antes, tienes que tener una identidad cultural, conociendo tus raíces” “tía Kelly”. Kelly Berube de De Caro.
Lo más importante en la vida es la autoestima, el conocerse a sí mismo, saber y determinar tus capacidades y habilidades con las cuales desarrollar nuestras vidas en el hoy y el mañana, es allí donde entra la organización “CULTIVANDO FUTUROS” que en estos momentos es parte de la responsabilidad social empresarial del grupo Casi Cielo, que es un proyecto Hotelero en Bocas del Toro.
Cultivando Futuros, realiza cada año un campamento para niños y niñas en situación de riesgo social, específicamente de 4 comunidades de la Provincia de Bocas del Toro: Bocas del Drago en Isla Colón, Almirante, Finca 64 en Changuinola y en Bonyic, las últimas 3 en tierra firme.
El campamento que menciono es “Yo Puedo”, se compone de 4 fechas y este año comenzó el 30 de enero y culminó el 15 de febrero, cada fecha se compone de 3-4 días de actividades donde los niños de las comunidades mencionadas se trasladan hasta la comunidad Naso-Tjër Di; que se conoce popularmente como Naso-Teribe de Bonyic.
“Yo Puedo”, es por mucho único dentro del mundo de los campamentos para niños, acá las actividades se enfocan en el reconocimiento personal y en la autoestima, pasando por el cuidado del entorno, la comprensión total de su condición humana por sobre la económica, el civilismo, la cordialidad y algo que nunca había observado en campamento alguno; actividades para estimular y desarrollar la inteligencia emocional y la quinestesia. Mientras, van tocando temas más profundos entre juegos y comidas como el Empoderamiento Étnico, la igualdad de géneros, la higiene personal, ruptura de paradigmas en cuanto a la estratificación social y las metas que pueden o no alcanzar.
El campamento, “Yo Puedo” tiene dentro de las actividades que pude apreciar en mi visita, juegos didácticos típicos de estas actividades a un nivel más social, enfocándose en el entorno y en los grupos étnicos que hacen vida dentro del campamento, los ngöbe, los buglé, los naso tjër di, los afro-panameños, los juegos como llevar agua de un lado al otro tenían una carga sociocultural, intercalados con preparaciones artísticas “dramatizaciones” de la danza de la lluvia, juegos de crear en el menor tiempo posible unas bolitas de papel y cinta adhesiva que resultaba ser un proceso de cultivar y cosechar la tierra, así como al momento de comer se sentaban unos con otros ayudando a servirse entre ellos, a recoger los platos después de comer, a dar gracias por los alimentos. Dentro de estos “juegos” se les pedía a los niños que escribieran qué querían ser de grandes, “policías, docentes, médicos, enfermeros, ingenieros, veterinarios” 38 niños y casi 25 profesiones diferentes surgieron durante ese juego.
También observé un vínculo más que de amistad es familiar que se creó en el grupo, de ambas partes, instructores y niños asistentes, en el campamento del año pasado se elaboró una pulsera con cordones de lana de colores entretejida en las muñecas de los niños sin cortarse desde su inicio hasta su fin, estando sentados todos en un gran círculo y juntos unos con otros incluidos los instructores y antes de continuar la tira al siguiente se decían palabras de apoyo o reforzamientos positivos tales como, “es muy linda persona”, “es bueno jugando cartas” “tío Saúl es muy bueno conmigo”; esto a fin de no solo como ejercicio de valoración del hermano sino como un gesto de unión, me hizo remembranza de la cultura japonesa sobre el hilo de la vida, esa idea que dice que todos estamos conectados unos con otros. Los niños que fueron parte del campamento pasado aún conservaban su pulsera al igual que los instructores, siendo un momento muy emotivo de la jornada, para los nuevos un nuevo lazo construido, para los recurrentes un lazo consolidado.
“Tenemos que sembrar agentes de cambios, por eso trabajo con niños, por eso creo en esto, sino depositamos semillas en las generaciones que vienen creciendo, entonces, realmente estamos perdiendo la esencia de muchas cosas” “Tía Pili” María del Pilar Esquivel.
Ésta frase aunque pertenece a una de las instructoras, es un pensamiento en común con todos los involucrados en la fundación “CULTIVANDO FUTUROS” y el campamento “YO PUEDO”, ellos, viven y sudan está sentencia, la cual parece ser absoluta, creen y demuestran que creen en lo que hacen, más allá de solo creer son férreos protectores de la cultura como base fundamental del desarrollo humano, en mi particular comparto la frase del Filósofo Frederick Nietzsche , “ EL mundo real es mucho más pequeño que el mundo de la imaginación”
Esta frase de Nieztsche, describe en poco lo mucho que he dicho, a esta “semillas” como bien dice la “tía Pili” se les inculca en el campamento “YO PUEDO” yo puedo soñar, yo puedo creer, yo puedo ser quien quiera ser, yo puedo imaginar mi mundo, yo puedo construir mi mundo, yo puedo ser el hoy el mañana de mi Panamá.
Gracias Estefanía por captar en tus palabras la esencia del trabajo que hacemos.